martes, 30 de octubre de 2007

El cumple de Maradona


Y, siempre hay que hablar de Diego. Tal vez fuera de Argentina haya que especificar que se trata de Maradona, pero aquí, en su casa, es fácil que se le llame por su primer nombre. Hoy, el eterno diez de la Selección Argentina está de cumpleaños, y a sus 47 años se le suma otro aniversario: el de una década de su último partido por puntos, el superclásico River- Boca que se jugó el 25 de octubre de 1997. Este no ha sido un año muy mediático para Diego, si se tiene en cuenta que hubo otros momentos en los que hasta su opinión sobre el clima servía para ser tapa de un diario argentino. Aparte de la entrevista que dio en abril a Marcelo Tinelli, el presentador más popular de este país, pocos días después de salir de una clínica donde estuvo internado en estado crítico por intoxicación con licor, Maradona no apareció por su propia voluntad en muchos más programas. El sábado pasado, el Canal RCN de Colombia emitió una entrevista que el odontólogo Marlon Becerra le hizo a Maradona, después de que el astro argentino se hiciera un tratamiento dental para mejorar su apariencia (¡me parece muy bizarro que un odontólogo entreviste!). No pude ver el programa, pero me llamaron de la producción de este especial para que buscara material de archivo en los canales de televisión de Argentina para alimentar la entrevista. Todo debía de ser muy personal, imágenes de su casa, de sus padres, sus hijas, sus amigos. Y aunque uno crea que no se encontrará nada nuevo con un personaje cuya imagen satura, me emocioné con algunas cosas que vi. La primera de ellas, el video que le hizo Diego a su ex esposa Claudia Villafañe hace dos años en la noche del 10 con la canción Voy a olvidarme de mí, de Carlos Vives. La segunda, con el gol hecho a los ingleses en el Mundial de México 86, el que he visto y todos hemos visto miles de veces, pero que me da escalofrío cuando tiene la narración de Víctor Hugo Morales llamando "barrilete cósmico" a Maradona. Y, por último, me emocionó ver a Charly García y a Joaquín Sabina cantándole a Diego en su programa. Como la televisión tiene sus limitaciones de tiempo y de presupuesto, no sé si las dos cosas que aquí les menciono fueron incluídas en el especial de RCN, pero aprovechando que internet tiene varias virtudes, hoy, en el cumple del 10 argentino, les envío los links para que vean en Youtube y me cuenten si se emociona tanto como yo.



Narración del gol a los ingleses http://www.youtube.com/watch?v=7404jcxTu0o

Canción de Charly y Sabina http://www.youtube.com/watch?v=QZKRGS4Dmrc


Basta de calculadora

Para los diez equipos suramericanos las Eliminatorias no representan lo mismo. Para Brasil y Argentina, son dos años de entrenamiento con equipos de más bajo nivel. Para Paraguay, Uruguay, Chile y Colombia son una tortura, un examen final que necesitan aprobar para pasar el año. Y para los que restan, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela, la posibilidad de un milagro. Colombia dejó de disfrutar las Eliminatorias, pues de estudiante aplicado pasó a ser uno mediocre que memoriza lo que le van a preguntar al día siguiente en la clase, y así tratar de zafar de repetir el año. Si aprendió o no, ese es otro tema. Cuando faltan 18 días para enfrentar a Venezuela y a Argentina en Bogotá, leo en los diarios la tranquilidad de los hinchas por los dos empates a cero goles contra Brasil y Bolivia. No es que sea exigente, pero si el fútbol tiene como objetivo básico el gol, no le veo nada de divertido a que pasen 90 minutos sin ver entrar el balón al arco contrario. Pero claro, como aquí lo que cuenta es ganar el año, o sea clasificarse al Mundial del 2010, todo se reduce a ecuaciones matemáticas. Un empate representa un punto, un triunfo tres puntos y la derrota representa los tres puntos para el rival. Así que para ser mediocres está bueno: dos empates son dos puntos, mi rival no suma tres y ahí, como quien no quiere la cosa, con bajo perfil uno sigue en la carrera. En las Cápsulas del Colombiano, leí que Carlos Antonio Vélez, uno de los periodistas deportivos más respetados por la opinión publica en Colombia, se preguntaba: ¿Desde cuando empatar es lo mismo que ganar? Festejamos un cero a cero porque estamos convencidos de que ganarle de local a Brasil o de visitante a Bolivia son utopías. Yo, en cambio, le apuesto a esta Selección Colombia. Porque tiene jugadores que pueden defender, otros que pueden marcar goles, y unos tantos que pueden divertir con el manejo del balón. Pero de ahí a que cruce los dedos porque de visitante se cumpla la fórmula del empate y de local un gol al menos, no. Para los que a esta hora están diciendo que es muy fácil hablar sentada en un escritorio y no entrenando en una cancha, pues me defiendo: yo no me metí de futbolista, y el que lo hace pues sabrá como atacar, como defender y, por supuesto, como meter goles. Y cómo nos gustan tanto las matemáticas cuando no podemos defendernos con fútbol, pues agrego que el dato de dos puntos de seis posibles, que es lo que se ha conseguido hasta ahora, no es muy alentador que digamos. Se vienen Venezuela, que en mi clasificación está en los que siempre esperan el milagro, y Argentina que parece de gira en partidos amistosos. Oportunidades frente a estos dos equipos para que Radamel Falcao se consagre con la Selección, Agustín Julio demuestre porque los arqueros colombianos son tan deseados y los demás para que hagan lo que les gusta: jugar. La calculadora la voy a apagar y frente al televisor me voy a concentrar en sumar goles y no puntos.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Entre sueños

Soñé con Tevez. En una de esas conversaciones ilógicas de los sueños, él estaba feliz porque gracias al dinero que consiguió con el fútbol se había podido arreglar los dientes y desaparecer la cicatriz que tiene en el cuello. Después fuimos a una fiesta. Recuerdo que todos lo miraban con la cara que pone cualquiera al ver a un futbolista vestido de "civil". Sé que no era una cita romántica, más bien yo era su amiga, y si no me equivoco, andaba peleado con la novia. Gracias a Dios me desperté, porque no me gustaría un encuentro romántico y sexual con el jugador del Manchester United. Me reí , y pensé que su inclusión en mi estado onírico se debió a que horas antes lo había visto correr y armar algunas jugadas con Messi en el partido Venezuela-Argentina. No sé por qué no soñé con Riquelme o con Messi, al menos hicieron goles en ese aburrido partido. Pero claro, con Riquelme es muy difícil que sueñe hasta despierta. Me desespera su pasividad, su tibieza en la cancha. Sale con esa cara de nada a jugar por su país. En el juego con Venezuela se le veía ir para atrás todo el tiempo. El fútbol, tan amigo de las frases de cajón, dice es que es un deporte de resultados, es decir, (lo obvio hay que explicarlo) que no importa sino el marcador final. Visto así Riquelme es el super 10, pues en el primer partido de la Eliminatoria contra Chile marcó de tiro libre los dos goles del triunfo, y en Maracaibo, en el Estadio Pachencho Romero, un tiro libre suyo que llegó en forma de centro y encontró libre a Gabriel Milito, que remató de cabeza, fue el primer gol de los dos que le marcarían los gauchos a los venezolanos. Pero con sus goles y todo, no me gusta el 10 argentino. Creo que con el talento que tiene y lo bien que le pagan debería de ponerle más onda al asunto. Comerse la cancha, animar, ir de un lado a otro, no con ese desgano del que soñó con ser futbolista y terminó siendo el vigilante que se duerme en el turno de la noche. Ahora pienso que Tevez se me coló por error en el sueño, porque la verdad tampoco daba para pasar la noche con él. Esta selección Argentina gana, y es lo que se espera con rivales como Chile o Venezuela, y hasta con la mayoría de los que enfrentará en esta Eliminatoria pero eso no es una prueba de que encante. En los dos primeros partidos no fue a fondo, no arriesgó. Es un equipo al que las figuras y el talento le sobra. Alfio Basile armó un grupo macizo y fuerte, tuvo el acierto con Demichelis en reemplazo de Roberto Ayala, que renunció después de la Copa América. En Messi tiene la gambeta, en la defensa la contención para que Abbondanzieri no se desgaste, con Riquelme la creatividad y el gol con pelota quieta. Quizá tiene tanto que no le hace falta ir por más, y, así sencillo y sin mucho sobresalto gana. Es curioso, ahora no hay que pedirle a Argentina, sino a los rivales que metan el acelerador a fondo, que le exijan a los albicelestes para que esta Eliminatoria deje de ser un trámite y se convierta en un espectáculo de fútbol. Yo mientras agradezco que las noches sigan trayendo sueños y que ojalá el próximo sea un gol de Colombia.

jueves, 11 de octubre de 2007

Argentina campeón gay

Pensé que iba a ser un espectáculo deprimente y terminé por comprobar que cuando se trata de fútbol no puedo más que divertirme. Hace pocos días se jugó la final del Mundial de Fútbol Gay, y un amigo, al que no le gusta el fútbol pero si los hombres, me invitó. Como la propuesta me la hizo cuando faltaba media hora para que empezara el partido, no tuve tiempo de cambiarme de ropa y llegué a la cancha de Defensores de Belgrano, en el barrio porteño de Belgrano y a unas cuantas cuadras del Estadio Monumental de River, con una falda arriba de las rodillas, sandalias de tacón alto y camiseta ceñida al cuerpo. La preocupación por mi ropa fuera de lugar desapareció cuando el novio de mi amigo me recordó que ninguno de los hombres que irían a ver este partido me iba a mirar ¡ni aunque estuviese desnuda! Fue una tarde surrealista, con un sábado soleado en el inicio de la primavera, muy parecido a los domingos de fútbol que recuerdo. La salida a la cancha de los 22 jugadores estuvo precedida por un grupo de porristas improvisado que nunca supe si eran travestis, aunque lo parecían. En la tribuna, un grupo de amigos, con una botella de vodka en la mano, seguía la fiesta que había empezado la noche anterior. Su estado efusivo llamó la atención del público y la policía tuvo que pedirles que salieran del estadio. A lo que se negaban y mientras eran retirados a la fuerza en medio de los aplausos, una de las chicas le hizo un particular pedido a la tribuna: "Luchen por ser putos", lo que produjo una nueva ronda de aplausos y gritos. Calmada la "barra brava" de este Mundial Gay, nos concentramos en el juego, que la verdad era poco emocionante salvo por los increíbles comentarios que venían de los hinchas. Al árbitro, por ejemplo, alguien le gritaba "diablo, diablo" para demostrar su enojo; a uno de los delanteros argentinos, quien metió el único gol del partido, su pareja, un brasilero le decía "Michael te amo". Tengo que reconocerlo: por primera vez en mi vida de estadios no pude ver el juego, pues mi asombro pasaba por otro lado mientras pensaba como el fútbol sirve de motivación para tantas cosas, entre ellas las de hacer desaparecer los prejuicios machistas. Eso sí: la fauna de aquel día no la voy a olvidar jamás: el hombre musculoso de camisa apretada; el padre que estaba en la cancha con sus hijos y que no le importaba la "especial" condición del partido ya que para él era Argentina contra Inglaterra, y eso bastaba; los hombres de voz femenina que se deleitaban mirándole las piernas a los jugadores; las mujeres cómplices de sus encantadores y divertidos amigos gay. ¿El resultado? Un gol a cero a favor de Argentina, que sumó un titulo más: Campeón del Mundial de Fútbol Gay. Y para caer en el chiste fácil, a la salida muchos, con ese particular humor negro de los argentinos, comentaban: literalmente les rompimos el c... a los ingleses.