miércoles, 19 de diciembre de 2007

Patrimonio de los hinchas

A la distancia no se alcanza a escuchar el tablado de la calle 70 de Medellín, ni la pólvora que debe aún retumbar en esa misma avenida. No sé como se habrán modernizado los festejos, sé que para los más jóvenes se han trasladado al Parque LLeras. Pero la "borrachera" y el "guayabo" siguen siendo los mismos. No faltará el que se quedó dormido en una de las aceras de la Universidad Pontificia Bolivariana el que no supo ni cómo abrió la puerta de la casa. También habrá uno que se "golió" una bandera gigante, de alguien que asomado por la ventana del carro, festejaba el triunfo. Todas son anécdotas del día después de que Atlético Nacional se coronara campeón del fútbol colombiano.



Nacional consiguió los dos títulos posibles de este año en el torneo local. El primero en un mes más tranquilo (17 de junio), y ahora en pleno diciembre. La alegría del título, es incluso, compartida con ese personaje que no sabe que es un gol, pero que se mezcló entre los hinchas para justificar la parranda de diciembre. Ser bicampeón en el mismo año y ser el primero en conseguirlo en Colombia, justifica la euforia de la celebración de los hinchas verdes. las imágenes repetidas hasta el cansancio del que llora, del que hizo hasta lo imposible por estar en el estadio Atanasio Girardot, la fanática que le hizo una promesa a María Auxiliadora, hacen parte de la continuidad de los noticieros de televisión, periódicos y programas radiales de hoy. Al ver y leer algo de eso es que pienso que los equipos de fútbol deberían ser patrimonio de sus seguidores.


Aunque en otros países funciona el sistema de hinchas socios, en Colombia parece utópico. Los dueños de los equipos no quieren compartir la administración con el fiel hincha que no falta a la cancha todos los domingos.

La décima estrella que hoy tiene en la mano el elenco verde, sirve para postergar el malestar de ese sector de la hinchada que ama al equipo pero no quiere al dueño. La frialdad de los resultados contables del propietario no parecen muy compatible con el calor que apasiona al seguidor de siempre. Pero esa flamante estrella estampada en la camiseta funciona, por los próximos seis meses, como una tregua.


En un día de triunfo es bueno fantasear con la posibilidad de que el hincha sea en parte dueño de el equipo. En Argentina, donde funciona el esquema de hinchas socios, los beneficios superan el de tener una boleta asegurada cada partido. Clubes como River Plate, Boca Juniors y hasta el humilde campeón, Lanús. Tienen sedes sociales. En el Estadio Monumental de River Plate funciona una guardería, un colegio y un complejo deportivo con canchas de voleibol, baloncesto y una piscina olímpica, todo para los socios y su familia. Además el socio que se mantenga al día con su cuota puede votar en las elecciones de los cargos directivos y administrativos del club.
Tal vez esto de que el hincha tenga voz y voto en las decisiones no se de nunca en el fútbol colombiano, pero estoy convencida que se puede vincular y beneficiar al hincha con algo más que 90 minutos de fútbol. Atlético Nacional, por ser uno de los grandes y primero en casi todo podría hacer el intento de mimar un poco más a su familia.
Por ahora dejo de plantear propuestas y aprovecho este espacio para felicitar de corazón a todos los que vivieron el triunfo en el Estadio Atanasio Girardot. A los que salieron a las calles, a los que lo vieron por televisión ,y a los hinchas que viven lejos de Colombia, y que a través de los correos en internet, transmitieron la felicidad de ver a su equipo campeón




lunes, 3 de diciembre de 2007

Lanús, un campeón a imitar


Por Pablo Hacker

Hay un lugar en la zona sur del Gran Buenos Aires que empezará a ser mirado de otro modo por quienes lo visiten. En ese reducto de casas bajas mezcladas con edificios, pueden inflarse el pecho por sentirse dentro de la galería de los grandes de la Argentina. Por primera vez en su historia, Lanús se consagró campeón del fútbol local y se convirtió en el 15° club que consigue un título en primera división. Tras 23 años, cuando Argentinos Juniors alcanzó la gloria, un equipo logra sumarse al selecto grupo de aquellos que alguna vez han dado una vuelta olímpica por adjudicarse un certamen vernáculo.

Seguramente, la noche fue larga para ese puñado de hinchas que copó la tercera bandeja de la Bombonera, también para los miles que se acercaron al estadio de Lanús para seguir la definición por televisión y para todos los fanáticos desperdigados en cualquier parte del mundo. Los cantos, los gritos, los llantos se mezclaron eufóricos en la medianoche granate. Ya no serán sólo Independiente, Racing y Quilmes (hoy en la B Nacional) los que por esta porción del Gran Buenos Aires se enorgullecen por haber festejado en el fútbol argentino. Ahora también Lanús cuenta con ese enorme mérito y exhibe con orgullo su hazaña ante los rivales de siempre: Banfield, el clásico adversario, y Talleres de Remedios de Escalada, oponente en épocas más duras para el cuadro granate. Pero otros equipos de la zona, como Los Andes, Temperley o Arsenal también deben mirar con sorpresa lo que este club, con sueños de seguir creciendo, logró.

Porque no hay dudas de que Lanús conoce de frustraciones en sus 92 años de historia. Hubo épocas de llanto, pero no por festejos, sino por descensos. Estuvo en la B y tocó fondo cuando su presente lo mostraba en la C, la penúltima categoría del fútbol argentino. Por ejemplo, en 1980, jugaba en esa división y sólo contaba con 5.000 socios. La gesta seguro responde a un sueño cumplido para aquel equipo de los Globettroters de1956, que finalizó como subcampeón de River. Es un orgullo para el conjunto de los Albañiles, Silva y Acosta, de 1964, que deslumbró por estas zonas. Es completar el ciclo para muchos de estos jóvenes de la actualidad, que fueron segundos de Boca en el Clausura 2006, o para el equipo, que se acercó a la hazaña en 1998 y también quedó un escalón por debajo, pero de Vélez.

El crecimiento de Lanús para alcanzar este presente de gloria responde a un proyecto serio, lejos del despilfarro, con apoyo a las divisiones inferiores y con la confianza hacia el entrenador, Ramón Cabrero, el técnico que hace más tiempo ocupa su cargo en la primera división del fútbol argentino. En esta zona del Gran Buenos Aires, no aterrizó ningún empresario del estilo del ruso Roman Abramovich para transformar un club en un emporio de éxitos y dinero. El Granate tampoco hipotecó su futuro para armar un plantel de figuras con préstamos que a la larga perjudican a las instituciones.

Para afrontar este campeonato y la Copa Sudamericana, Lanús hizo su inversión fuerte en un goleador. Le pagó a River un millón de dólares por José Sand, su máximo artillero en el Apertura, con 15 tantos. Luego, enriqueció al plantel con el peruano Roberto Malingas Jiménez (llegó desde San Lorenzo y es el único hombre que fue campeón dos veces este año), Adrián Peralta (vino desde Newell´s), Leonardo Sigali (de Nueva Chicago) y el brasileño Jadson Viera (aterrizó desde Danubio, de Uruguay, para reemplazar a Mauricio Romero, transferido a México, pero se lesionó tras las primeras fechas). Después, la cantera alcanzó para cubrir las idas de Sebastián Leto a Liverpool, de Inglaterra, y Rodrigo Archubi, a quien Cabrero no tuvo más en cuenta por sus actitudes y recaló en Olympiacos, de Grecia.

La continuidad de Cabrero, que antes de asumir en la primera del club conducía a las divisiones inferiores granates y conocía a muchos de los jóvenes que festejaron ayer, demuestra seriedad. El DT asumió luego de la salida de Néstor Gorosito y dirigió su primer partido en Lanús, el 13 de noviembre de 2005, en un empate 1 a 1 ante Newell´s. El club estaba cerca de la zona de Promoción y, tras dos años, consiguió un subcampeonato (el Clausura 2006), disputó dos veces la Copa Sudamericana y, ahora, entró en la historia. Entre los once titulares de aquel debut de Cabrero en el banco ante los rosarinos, estaban Bossio, Graieb, Velázquez, Pelletieri y Marcos Aguirre, todos integrantes del nuevo campeón del fútbol argentino. Esa tarde, Valeri entró en el segundo tiempo y Hoyos ocupó un lugar en el banco de los suplentes. Ambos estuvieron desde el comienzo en el empate ante Boca, que fue el último paso hacia la algarabía total. Sin dudas, la apuesta inicial duró en el tiempo.

La gesta final en la Bombonera se completó con un equipo que mezcló la experiencia de Bossio, Graieb y Ribonetto, los hombres de más de 30 años, con la juventud de los aquellos surgidos en las divisiones inferiores como Pelletieri, Hoyos, Fritzler, Blanco, Valeri y Acosta. También, hay que nombrar a la generación intermedia, con los hombres que provienen de otros destinos como Sand y Velázquez u otros chicos que aportaron como Aguirre y Biglieri.

¿Cuál fue la clave futbolística? Tras quedar eliminado por Vasco da Gama, de Brasil, de la Copa Sudamericana, en lo previo el principal anhelo del semestre, Lanús enfocó su potencial en el único objetivo que le quedaba: el torneo Apertura. Desde entonces, el equipo se afianzó y de los últimos 27 puntos en juego, el equipo granate cosechó 21 y no perdió más. Así, pudo dejar atrás su flojo arranque de certamen: había conseguido uno punto en las primeras tres fechas al perder con Colón e Independiente e igualar con Huracán.

Lanús no debe quedarse sólo con este presente glorioso. Su crecimiento se viene sustentando en los últimos 15 años. Desde que regresó a primera en 1992, el equipo granate consiguió los mejores resultados de su historia: un torneo local, dos subcampeonatos y la Copa Conmebol 1996. Todo suma y, seguramente, responde a un criterio de conducción claro. Le tocó a Alejandro Marón ser el presidente de la vuelta olímpica, pero antes hubo otros que posibilitaron este presente.

Lanús consiguió un éxito histórico. Mostró que es un ejemplo a seguir por clubes grandes y chicos del fútbol argentino. Por los méritos que acumuló, salud, campeón

lunes, 26 de noviembre de 2007

Una sorpresa


Nunca ha sido campeón en los 92 años que tiene de vida. Lograrlo ya no es un sueño, sino el objetivo que se puede cumplir en una semana. Para Lanús este es el momento más cercano a la gloria: ser por primera vez campeón del fútbol argentino. Ayer se le escapó la tranquilidad de alejarse lo suficiente en el primer lugar de la tabla. En un empate cero a cero con Argentinos dejó ir dos puntos que hoy significarían un pedazo de trofeo en casa. ¿Pero cuál es la historia del Club Atlético Lanús?. Comenzó como arrancan estas cosas del fútbol: en un barrio de obreros, con gente comprometida a construir una cancha como si se tratara de la Iglesia del barrio, a punta de colectas, de meter la mano en la mezcla del cemento, de donaciones y de fervor. Fue así como el 3 de enero de 1915, en la zona sur del Gran Buenos Aires, teniendo de vecinos a Independiente, Racing y Arsenal, se fundó el equipo "Granate", como se le conoce por el color de la camiseta. Lanús se paseó muchos años en la primera B, luego se convirtió en un equipo de mitad de tabla para abajo, que no le hacía mucho ruido a los considerados cinco grandes equipos profesionales de Argentina ( Boca, River, Racing, Independiente y San Lorenzo).



El actual técnico de Lanús, Ramón Cabrero usó la fórmula que no siempre resulta, echo mano de lo único que tenía: los jugadores de las inferiores. En cada partido vio como el enano se crecía, y cuando miró para atrás, había dejado en el camino a Independiente, tenía de escolta al recién ascendido Tigre ,y a Boca pisándole los talones. Hoy a dos fechas de finalizar el torneo Apertura, los "Grana" tienen 34 puntos, les sigue Tigre con 31 y Boca con 30.


¿Cómo sigue la historia? pues bueno, con un poco de suspenso: en el partido de ayer después de cinco victorias consecutivas Lanús empató a cero goles con Argentinos, haciéndoles más fácil el camino a los que lo siguen. El miércoles próximo recibirá a Gimnasia de La Plata, mientras a esa hora se enfrentan Boca y Tigre ( los dos partidos que corresponden a la fecha 19 fueron adelantados porque Boca viaja a Japón al Mundial de Clubes). Y el domingo para garantizar una final con sentido, Lanús jugará de visitante ante Boca por la fecha 18.


A las buenas causas y a los equipos chicos siempre hay que sumarse, en eso creo y eso haré. Aunque reconozco, que en este caso me mueve más la sorpresa: Quiero un Lanús o un Tigre campeón.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Estuve ahí








Yo estuve ahí, es una afirmación que uno como hincha hace cuando alguien evoca un partido importante. Y yo estuve cuando Racing e Independiente se enfrentaron en la cancha de Racing por el torneo Clausura, el 25 de febrero del 2005. Lo particular de esa tarde fue el estreno de Diego el "Cholo" Simeone como técnico de la Academia, una semana después de despedirse de jugador de ese mismo club de Avellaneda. Como dicen las abuelas: "El palo no estaba para cucharas", los hinchas de Racing estaban enojados por el manejo administrativo del equipo y los resultados en el torneo. El mayor atractivo para mí era ver jugar a estos dos archirivales, y deleitarme con el juego de Sergio el "Kun" Aguero. Este chico de 17 años ya pedía pista para jugar en Europa. De la misma generación de Lionel Messi, la manera de jugar del "Kun" no era de este mundo, y por más que tuvieran que marcarlo, sus rivales y compañeros deseaban sentarse a verlo jugar.
Yo estuve ahí cuando ese mismo chico le marcó dos goles a mi nuevo equipo en Argentina (Racing). Recuerdo que en el segundo gol ya el ambiente pintaba para violento. La "barra brava" de la Academia se acercaba en masa al palco de Fernando Marín, el gerenciador de Blanquiceleste S.A, dueña de Racing. La policía tenía orden de no reprimir la manifestación de los hinchas pero todo se tornó tan violento, con gente arrancando pedazo de cemento de las graderías, que la policía usó balas de goma para dispersar a los hinchas. Yo estuve ahí cuando Simeone, ídolo de Racing, no pudo entrar al vestuario pues algunos seguidores de su equipo del alma se lo impidieron a él y a los jugadores, lanzándoles desde zapatos hasta rocas. 20 minutos tuvieron que quedarse en la mitad de la cancha, hasta que custodiados por la policía, salieron de semejante batalla iniciada por los suyos.


Para quienes no conocen, les cuento que los estadios de estos dos rivales están a dos cuadras de distancia en el mismo barrio, en el partido de Avellaneda. La cancha del Club Atlético Independiente se llama Estadio Libertadores de América, se le conoce como "la doble vicera "por las dos tribunas que tiene techadas. El estadio de Racing Club es Presidente Perón, y le dicen "el cilindro" , por la forma que se ve en el exterior.

Hasta aquí he tratado de ser informativa pero se me asoma un poco lo de hincha de la Academia: Es mejor la cancha de Racing, por más que los de Independiente canten cuando la visiten "Racing, no veo un carajo. A esta cancha de mierda hay que tirarla abajo". La diferencia entre los dos estadios es de estética, estructura y aseo. Nada que hacer.

Yo no voy a estar ahí mañana cuando se juega otro clásico en Avellaneda, entre un Independiente que empezó este apertura en la punta de la tabla y que se fue desinflando, y un Racing ( Dios mio!) que se defiende para no ir al descenso. Aún con esa diferencia de objetivos sigue siendo el segundo clásico en importancia del fútbol argentino.

Yo no voy a estar ahí, pero si van a estar mil policías por considerarse un partido de alto riesgo. Según lo informa el diario Clarín, se aplicará el derecho de admisión, habrá control de alcoholemia y se utilizará el morpho touch, sistema que permite, a través de las huellas digitales detectar si una persona tiene antecedentes penales. Con semejante prevenciones parece más un torneo intercarcelario que un partido entre equipos que nacieron en barrios tranquilos.

Y no voy a estar ahí en la cancha pero seguiré este clásico por televisión. Le haré fuerza a la Academia y cruzaré los dedos porque sea un partido de fútbol y no un titular en la página de policiales.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

El Karma del Coco


"Viejo mal educado", le escuché decir a un amigo periodista argentino cuando hablabamos de las declaraciones que dio Alfio "Coco" Basile después del partido con Colombia por las Eliminatorias a Sudáfrica 2010. Y estoy de acuerdo. Basile casi nunca responde lo que se le pregunta, está siempre de mal humor, incluso cuando gana. Ayer en particular es posible que tuviera detonantes adicionales para atender de mala gana a la prensa. Y es que en las Eliminatorias al Mundial este técnico argentino siempre ha tenido como karma a Colombia.
La historia comenzó el 15 de agosto de 1993, cuando por las Eliminatorias a USA 94 Colombia le quitó el invicto de 31 partidos en Eliminatorias a Argentina. Fue un partido en Barranquilla con goles de Iván René Valencia y Adolfo "el Tren" Valencia, con descuento de Medina Bello para los gauchos. El segundo capítulo es historia conocida: el 5 de septiembre de ese mismo año, en el Estadio Monumental, Colombia gana 5 a 0. Ayer, 20 de noviembre de 2007, el técnico fue el mismo, los jugadores otros y las diferencias de fútbol más marcadas que hace 14 años, pero de nuevo la derrota se la llevó el "Coco".

En la conferencia de prensa, después del partido que Colombia le ganó a Argentina 2 a 1, ningún periodista se salvó de la mala onda de Basile. Claudio Mauri, enviado especial del diario La Nación de Argentina, se llevó lo suyo por osar preguntarle que había pasado. La respuesta obvia e irónica de Basile, acompañada de su alzada de ceja fue: "Pues que perdimos, ¿y qué?" Mejor no les fue a los de Caracol Televisión cuando le recordaron que Argentina dirigida por él siempre pierde con Colombia en las Eliminatorias. Con su estilo lo dijo: "Y, debe ser entonces que la culpa la tengo yo".

Mal educado o no, Alfio "Coco" Basile recibió ayer una alerta. Los tres compromisos anteriores de Argentina en esta actual Eliminatoria no le exigieron nada, y ganó. Ayer con un poco más de presión de la que venía teniendo, perdió. Entre la derrota con Colombia y la próxima fecha hay seis meses de distancia, tiempo que medido en fútbol es una eternidad, para definir a que juega Argentina. Por lo pronto, sigo pensando que es gente rara esa que se dedica a dirigir una selección nacional de fútbol.

sábado, 17 de noviembre de 2007

No estamos a la altura


Los hinchas del fútbol no son todos iguales, depende mucho del equipo que les tocó amar, porque cuando se trata de una selección nacional, es lo que toca, no lo que se elige. El partido entre Argentina y Bolivia en la Eliminatoria a Sudáfrica 2010, lo vi con mi novio que es argentino, yo como colombiana no pude dejar de envidiar la seguridad con la que él esperaba los goles. Como si fuera una realidad irrefutable ganar, regañaba a los jugadores de la albiceleste por permitir, que tipos que se llamaban Joselito o Limber, les robaran el balón a los archiconocidos jugadores argentinos. Su mayor preocupación tenía que ver con qué Messi y el "Kun" Agüero no se entendieran en la delantera, que Tevez no se enchufara con ellos, y que Riquelme sólo metiera goles de tiro libre. Mientras, yo anhelaba que el partido entre Colombia y Venezuela no terminará cero a cero, que por fin pudiera festejar un gol colombiano. Argentina ganó y siguió como líder de la Eliminatoria, esta vez fueron tres goles los que le marcó a Bolivia, uno del "Kun" Agüero y dos de Riquelme.
Por más optimista que uno sea con su camiseta, el partido entre Colombia y Argentina no es de iguales. A los nuestros les cuesta organizarse en el mediocampo y generar opciones de gol, además de parecer más concentrados en desgastar al rival con la altura de 2600 metros de Bogotá, y las controvertidas cámaras hipóxicas que implementó el técnico Jorge Luis Pinto para que sus jugadores resistan más que sus rivales. Para Argentina, el choque con Colombia puede ser el partido más complicado de los que ha disputado en la reciente Eliminatoria. Le quedó muy fácil ganarle a Chile y a Bolivia de local y a Venezuela de visitante, con Colombia son más reservados pero no creo que muchos piensen en una derrota de visita a los cafeteros.
Soy pesimista pero de la línea de Oscar Wilde: "el pesimista es un optimista bien informado", y es así, a Colombia le costó anotar su primer gol en la Eliminatoria con un tiro libre de Rubén Dario Bustos, y suma 5 puntos. Argentina lleva siete goles y está a la cabeza con 9 puntos. Esto ateniéndonos a los resultados, sin tocar el tema de confianza y fútbol, algo que los colombianos con el triunfo de hoy con Venezuela apenas empiezan a probar.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Un trabajo muy sufrido

Hay gente a la que le gusta la vida sufrida, y en ese grupo están los técnicos de selecciones nacionales y de equipos de fútbol grandes. Debe haber una mezcla de ego descontrolado, optimismo exacerbado, sueldo millonario y pasión por lo que se hace, pues en su trabajo, en vez de sumar horas de vuelo como los pilotos, se la pasan en cuenta regresiva para el despido. Son muchos de ellos kamikazes que se lanzan a la tarea de dirigir a 11 hombres, también con un ego importante, y que confían más en su talento que en la técnica impuesta por el DT. A eso sumémosle que su trabajo es evaluado por millones de personas, que encima, desde el sofá de la casa o desde la tribuna del estadio, se creen mucho mejores que ellos.


Por lo anterior, no me extrañó que Jorge Luis Pinto aceptara manejar a la Selección Colombia, que nos avergonzó en la pasada Copa América en Venezuela y que ahora juega las Eliminatorias al Mundial Sudáfrica 2010. El tipo tiene su carácter. Si no me creen, sólo véanlo con ese bigote y frunciendo el ceño. Le ha valido poco o nada las críticas de los "pontificados periodistas deportivos" y de los hinchas "conocedores", que descalificaron la convocatoria de Agustín Julio, Hugo Rodallega, Jorge Banguero, Edixon Perea y Aquivaldo Mosquera. Le importó poco a Pinto que en el primer partido de la Eliminatoria con Brasil fuera expulsado por empujar y manotear al juez de línea, en reclamo por un penalti que no sancionó el árbitro, y que, en consecuencia, tuviera que dirigir desde la tribuna y a los gritos. Hay que reconocer que para un puesto así hay que tener estómago y aguante. Veo a Alfio "Coco" Basile y parece ser el presidente de dicho grupo. Al entrenador de Argentina lo caracteriza su cabeza medio calva y con algunos pelos desordenados, su voz de ultratumba y la ceja alzada. Basile está curtido de periodistas, dirigentes e hinchas. Es de esos que están más allá del bien y del mal y que no se van a morir de un infarto por las presiones futboleras. Si no tuvo un paro cardíaco cuando era técnico en las Eliminatorias a USA 94, estaba peleado con Maradona y se comió el 5- 0 de Colombia en el Estadio Monumental, no se va a morir de esto. Hay unos integrantes de este grupo de "sufridos" que no alardea pero que su silencio asusta más, caso Marcelo Bielsa (actual DT de Chile), José Pekerman, Luis Fernando Suárez ( DT Ecuador) y Reinaldo Rueda ( ex DT Colombia).


Los técnicos de fútbol tienen que tener un componente en su organismo similar a la de los políticos, una especie de sustancia química que les permite defenderse en hábitat de alto riesgo, sobreexposición, presiones, masas enardecidas, en fin, un caos. Se enojarán los técnicos con la comparación, pero si la mayoría de los políticos están en busca de poder, ¿ellos qué buscan? ¿Hacer feliz al pueblo? mmm. Eso mismo dicen querer los políticos.


Listo. En las próximas columnas dejaré de hacerme preguntas sobre lo que mueve a un ser humano a ser director técnico de un seleccionado nacional, le dejo la duda a los psicólogos también, y me concentraré en los dos próximos juegos de Colombia en la Eliminatoria, que por lo que se publicó en la página de la Federación Colombiana de Fútbol ya están los convocados, pero ese es otro tema. Claro que ya me surge una nueva pregunta: ¿Qué moverá a un ser humano a ser futbolista de una selección nacional? Lectores, espero su opinión a ver si entre todos podemos hallar una respuesta.

martes, 30 de octubre de 2007

El cumple de Maradona


Y, siempre hay que hablar de Diego. Tal vez fuera de Argentina haya que especificar que se trata de Maradona, pero aquí, en su casa, es fácil que se le llame por su primer nombre. Hoy, el eterno diez de la Selección Argentina está de cumpleaños, y a sus 47 años se le suma otro aniversario: el de una década de su último partido por puntos, el superclásico River- Boca que se jugó el 25 de octubre de 1997. Este no ha sido un año muy mediático para Diego, si se tiene en cuenta que hubo otros momentos en los que hasta su opinión sobre el clima servía para ser tapa de un diario argentino. Aparte de la entrevista que dio en abril a Marcelo Tinelli, el presentador más popular de este país, pocos días después de salir de una clínica donde estuvo internado en estado crítico por intoxicación con licor, Maradona no apareció por su propia voluntad en muchos más programas. El sábado pasado, el Canal RCN de Colombia emitió una entrevista que el odontólogo Marlon Becerra le hizo a Maradona, después de que el astro argentino se hiciera un tratamiento dental para mejorar su apariencia (¡me parece muy bizarro que un odontólogo entreviste!). No pude ver el programa, pero me llamaron de la producción de este especial para que buscara material de archivo en los canales de televisión de Argentina para alimentar la entrevista. Todo debía de ser muy personal, imágenes de su casa, de sus padres, sus hijas, sus amigos. Y aunque uno crea que no se encontrará nada nuevo con un personaje cuya imagen satura, me emocioné con algunas cosas que vi. La primera de ellas, el video que le hizo Diego a su ex esposa Claudia Villafañe hace dos años en la noche del 10 con la canción Voy a olvidarme de mí, de Carlos Vives. La segunda, con el gol hecho a los ingleses en el Mundial de México 86, el que he visto y todos hemos visto miles de veces, pero que me da escalofrío cuando tiene la narración de Víctor Hugo Morales llamando "barrilete cósmico" a Maradona. Y, por último, me emocionó ver a Charly García y a Joaquín Sabina cantándole a Diego en su programa. Como la televisión tiene sus limitaciones de tiempo y de presupuesto, no sé si las dos cosas que aquí les menciono fueron incluídas en el especial de RCN, pero aprovechando que internet tiene varias virtudes, hoy, en el cumple del 10 argentino, les envío los links para que vean en Youtube y me cuenten si se emociona tanto como yo.



Narración del gol a los ingleses http://www.youtube.com/watch?v=7404jcxTu0o

Canción de Charly y Sabina http://www.youtube.com/watch?v=QZKRGS4Dmrc


Basta de calculadora

Para los diez equipos suramericanos las Eliminatorias no representan lo mismo. Para Brasil y Argentina, son dos años de entrenamiento con equipos de más bajo nivel. Para Paraguay, Uruguay, Chile y Colombia son una tortura, un examen final que necesitan aprobar para pasar el año. Y para los que restan, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela, la posibilidad de un milagro. Colombia dejó de disfrutar las Eliminatorias, pues de estudiante aplicado pasó a ser uno mediocre que memoriza lo que le van a preguntar al día siguiente en la clase, y así tratar de zafar de repetir el año. Si aprendió o no, ese es otro tema. Cuando faltan 18 días para enfrentar a Venezuela y a Argentina en Bogotá, leo en los diarios la tranquilidad de los hinchas por los dos empates a cero goles contra Brasil y Bolivia. No es que sea exigente, pero si el fútbol tiene como objetivo básico el gol, no le veo nada de divertido a que pasen 90 minutos sin ver entrar el balón al arco contrario. Pero claro, como aquí lo que cuenta es ganar el año, o sea clasificarse al Mundial del 2010, todo se reduce a ecuaciones matemáticas. Un empate representa un punto, un triunfo tres puntos y la derrota representa los tres puntos para el rival. Así que para ser mediocres está bueno: dos empates son dos puntos, mi rival no suma tres y ahí, como quien no quiere la cosa, con bajo perfil uno sigue en la carrera. En las Cápsulas del Colombiano, leí que Carlos Antonio Vélez, uno de los periodistas deportivos más respetados por la opinión publica en Colombia, se preguntaba: ¿Desde cuando empatar es lo mismo que ganar? Festejamos un cero a cero porque estamos convencidos de que ganarle de local a Brasil o de visitante a Bolivia son utopías. Yo, en cambio, le apuesto a esta Selección Colombia. Porque tiene jugadores que pueden defender, otros que pueden marcar goles, y unos tantos que pueden divertir con el manejo del balón. Pero de ahí a que cruce los dedos porque de visitante se cumpla la fórmula del empate y de local un gol al menos, no. Para los que a esta hora están diciendo que es muy fácil hablar sentada en un escritorio y no entrenando en una cancha, pues me defiendo: yo no me metí de futbolista, y el que lo hace pues sabrá como atacar, como defender y, por supuesto, como meter goles. Y cómo nos gustan tanto las matemáticas cuando no podemos defendernos con fútbol, pues agrego que el dato de dos puntos de seis posibles, que es lo que se ha conseguido hasta ahora, no es muy alentador que digamos. Se vienen Venezuela, que en mi clasificación está en los que siempre esperan el milagro, y Argentina que parece de gira en partidos amistosos. Oportunidades frente a estos dos equipos para que Radamel Falcao se consagre con la Selección, Agustín Julio demuestre porque los arqueros colombianos son tan deseados y los demás para que hagan lo que les gusta: jugar. La calculadora la voy a apagar y frente al televisor me voy a concentrar en sumar goles y no puntos.

miércoles, 17 de octubre de 2007

Entre sueños

Soñé con Tevez. En una de esas conversaciones ilógicas de los sueños, él estaba feliz porque gracias al dinero que consiguió con el fútbol se había podido arreglar los dientes y desaparecer la cicatriz que tiene en el cuello. Después fuimos a una fiesta. Recuerdo que todos lo miraban con la cara que pone cualquiera al ver a un futbolista vestido de "civil". Sé que no era una cita romántica, más bien yo era su amiga, y si no me equivoco, andaba peleado con la novia. Gracias a Dios me desperté, porque no me gustaría un encuentro romántico y sexual con el jugador del Manchester United. Me reí , y pensé que su inclusión en mi estado onírico se debió a que horas antes lo había visto correr y armar algunas jugadas con Messi en el partido Venezuela-Argentina. No sé por qué no soñé con Riquelme o con Messi, al menos hicieron goles en ese aburrido partido. Pero claro, con Riquelme es muy difícil que sueñe hasta despierta. Me desespera su pasividad, su tibieza en la cancha. Sale con esa cara de nada a jugar por su país. En el juego con Venezuela se le veía ir para atrás todo el tiempo. El fútbol, tan amigo de las frases de cajón, dice es que es un deporte de resultados, es decir, (lo obvio hay que explicarlo) que no importa sino el marcador final. Visto así Riquelme es el super 10, pues en el primer partido de la Eliminatoria contra Chile marcó de tiro libre los dos goles del triunfo, y en Maracaibo, en el Estadio Pachencho Romero, un tiro libre suyo que llegó en forma de centro y encontró libre a Gabriel Milito, que remató de cabeza, fue el primer gol de los dos que le marcarían los gauchos a los venezolanos. Pero con sus goles y todo, no me gusta el 10 argentino. Creo que con el talento que tiene y lo bien que le pagan debería de ponerle más onda al asunto. Comerse la cancha, animar, ir de un lado a otro, no con ese desgano del que soñó con ser futbolista y terminó siendo el vigilante que se duerme en el turno de la noche. Ahora pienso que Tevez se me coló por error en el sueño, porque la verdad tampoco daba para pasar la noche con él. Esta selección Argentina gana, y es lo que se espera con rivales como Chile o Venezuela, y hasta con la mayoría de los que enfrentará en esta Eliminatoria pero eso no es una prueba de que encante. En los dos primeros partidos no fue a fondo, no arriesgó. Es un equipo al que las figuras y el talento le sobra. Alfio Basile armó un grupo macizo y fuerte, tuvo el acierto con Demichelis en reemplazo de Roberto Ayala, que renunció después de la Copa América. En Messi tiene la gambeta, en la defensa la contención para que Abbondanzieri no se desgaste, con Riquelme la creatividad y el gol con pelota quieta. Quizá tiene tanto que no le hace falta ir por más, y, así sencillo y sin mucho sobresalto gana. Es curioso, ahora no hay que pedirle a Argentina, sino a los rivales que metan el acelerador a fondo, que le exijan a los albicelestes para que esta Eliminatoria deje de ser un trámite y se convierta en un espectáculo de fútbol. Yo mientras agradezco que las noches sigan trayendo sueños y que ojalá el próximo sea un gol de Colombia.

jueves, 11 de octubre de 2007

Argentina campeón gay

Pensé que iba a ser un espectáculo deprimente y terminé por comprobar que cuando se trata de fútbol no puedo más que divertirme. Hace pocos días se jugó la final del Mundial de Fútbol Gay, y un amigo, al que no le gusta el fútbol pero si los hombres, me invitó. Como la propuesta me la hizo cuando faltaba media hora para que empezara el partido, no tuve tiempo de cambiarme de ropa y llegué a la cancha de Defensores de Belgrano, en el barrio porteño de Belgrano y a unas cuantas cuadras del Estadio Monumental de River, con una falda arriba de las rodillas, sandalias de tacón alto y camiseta ceñida al cuerpo. La preocupación por mi ropa fuera de lugar desapareció cuando el novio de mi amigo me recordó que ninguno de los hombres que irían a ver este partido me iba a mirar ¡ni aunque estuviese desnuda! Fue una tarde surrealista, con un sábado soleado en el inicio de la primavera, muy parecido a los domingos de fútbol que recuerdo. La salida a la cancha de los 22 jugadores estuvo precedida por un grupo de porristas improvisado que nunca supe si eran travestis, aunque lo parecían. En la tribuna, un grupo de amigos, con una botella de vodka en la mano, seguía la fiesta que había empezado la noche anterior. Su estado efusivo llamó la atención del público y la policía tuvo que pedirles que salieran del estadio. A lo que se negaban y mientras eran retirados a la fuerza en medio de los aplausos, una de las chicas le hizo un particular pedido a la tribuna: "Luchen por ser putos", lo que produjo una nueva ronda de aplausos y gritos. Calmada la "barra brava" de este Mundial Gay, nos concentramos en el juego, que la verdad era poco emocionante salvo por los increíbles comentarios que venían de los hinchas. Al árbitro, por ejemplo, alguien le gritaba "diablo, diablo" para demostrar su enojo; a uno de los delanteros argentinos, quien metió el único gol del partido, su pareja, un brasilero le decía "Michael te amo". Tengo que reconocerlo: por primera vez en mi vida de estadios no pude ver el juego, pues mi asombro pasaba por otro lado mientras pensaba como el fútbol sirve de motivación para tantas cosas, entre ellas las de hacer desaparecer los prejuicios machistas. Eso sí: la fauna de aquel día no la voy a olvidar jamás: el hombre musculoso de camisa apretada; el padre que estaba en la cancha con sus hijos y que no le importaba la "especial" condición del partido ya que para él era Argentina contra Inglaterra, y eso bastaba; los hombres de voz femenina que se deleitaban mirándole las piernas a los jugadores; las mujeres cómplices de sus encantadores y divertidos amigos gay. ¿El resultado? Un gol a cero a favor de Argentina, que sumó un titulo más: Campeón del Mundial de Fútbol Gay. Y para caer en el chiste fácil, a la salida muchos, con ese particular humor negro de los argentinos, comentaban: literalmente les rompimos el c... a los ingleses.