martes, 30 de octubre de 2007

Basta de calculadora

Para los diez equipos suramericanos las Eliminatorias no representan lo mismo. Para Brasil y Argentina, son dos años de entrenamiento con equipos de más bajo nivel. Para Paraguay, Uruguay, Chile y Colombia son una tortura, un examen final que necesitan aprobar para pasar el año. Y para los que restan, Bolivia, Perú, Ecuador y Venezuela, la posibilidad de un milagro. Colombia dejó de disfrutar las Eliminatorias, pues de estudiante aplicado pasó a ser uno mediocre que memoriza lo que le van a preguntar al día siguiente en la clase, y así tratar de zafar de repetir el año. Si aprendió o no, ese es otro tema. Cuando faltan 18 días para enfrentar a Venezuela y a Argentina en Bogotá, leo en los diarios la tranquilidad de los hinchas por los dos empates a cero goles contra Brasil y Bolivia. No es que sea exigente, pero si el fútbol tiene como objetivo básico el gol, no le veo nada de divertido a que pasen 90 minutos sin ver entrar el balón al arco contrario. Pero claro, como aquí lo que cuenta es ganar el año, o sea clasificarse al Mundial del 2010, todo se reduce a ecuaciones matemáticas. Un empate representa un punto, un triunfo tres puntos y la derrota representa los tres puntos para el rival. Así que para ser mediocres está bueno: dos empates son dos puntos, mi rival no suma tres y ahí, como quien no quiere la cosa, con bajo perfil uno sigue en la carrera. En las Cápsulas del Colombiano, leí que Carlos Antonio Vélez, uno de los periodistas deportivos más respetados por la opinión publica en Colombia, se preguntaba: ¿Desde cuando empatar es lo mismo que ganar? Festejamos un cero a cero porque estamos convencidos de que ganarle de local a Brasil o de visitante a Bolivia son utopías. Yo, en cambio, le apuesto a esta Selección Colombia. Porque tiene jugadores que pueden defender, otros que pueden marcar goles, y unos tantos que pueden divertir con el manejo del balón. Pero de ahí a que cruce los dedos porque de visitante se cumpla la fórmula del empate y de local un gol al menos, no. Para los que a esta hora están diciendo que es muy fácil hablar sentada en un escritorio y no entrenando en una cancha, pues me defiendo: yo no me metí de futbolista, y el que lo hace pues sabrá como atacar, como defender y, por supuesto, como meter goles. Y cómo nos gustan tanto las matemáticas cuando no podemos defendernos con fútbol, pues agrego que el dato de dos puntos de seis posibles, que es lo que se ha conseguido hasta ahora, no es muy alentador que digamos. Se vienen Venezuela, que en mi clasificación está en los que siempre esperan el milagro, y Argentina que parece de gira en partidos amistosos. Oportunidades frente a estos dos equipos para que Radamel Falcao se consagre con la Selección, Agustín Julio demuestre porque los arqueros colombianos son tan deseados y los demás para que hagan lo que les gusta: jugar. La calculadora la voy a apagar y frente al televisor me voy a concentrar en sumar goles y no puntos.

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